La industria del automóvil se centra en el cliente para recuperar el mercado
La realidad es que estas demostraciones feriales del automóvil han servido muchas veces para abrir cuestionarios sobre los asuntos más variopintos.
Un año fueron las perspectivas del comercio por internet; otro lo fueron la validez y futuro de los híbridos; no faltó en varios salones la ilusión por el coche eléctrico y los retos que se conquistaban poco a poco en una tecnología muy ilusionante que pierde fuelle, pero en el actual, a falta de la imaginación que anula la crisis, el tema recurrente ha sido el cliente.
Esta llamada de atención tiene el trasfondo de la percepción de la fuerte crisis que asuela al mercado europeo en los últimos años y que, según la mayoría de los directivos de las marcas, no está todavía cerca de tocar fondo, pues las previsiones más optimistas ponen en un avanzado 2014 el cambio de tendencia.
Europa ha sido el gran recurso para las llamadas de atención. En clave positiva han estado esas alusiones al cliente y a las formas de recuperarlo, en un contexto de crisis, con una sofisticación de los servicios posventa y con la tecnología como bandera, a través de lo sistemas de conectividad que van camino de convertir el automóvil en una prolongación de la oficina o del hogar.
No han faltado alusiones más duras al papel del cliente un poco como pagano de las fuertes inversiones que muchos fabricantes tienen que abordar por mandatos de la oportunidad política respecto a los retos medioambientales, si éstas se tienen que prolongar en un ámbito de fuertes pérdidas económicas entre los principales fabricantes instalados en el Viejo Continente.
En este campo se ha situado como adalid el presidente del Grupo Fiat y de la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA), Sergio Marchionne, quien levanta la bandera reivindicativa de una Europa que debe empezar a pensar en el crecimiento, en lugar de los recortes, para levantar el estado de ánimo de los consumidores, un pensamiento que se extiende a otros líderes del sector que son más diplomáticos en sus reivindicaciones.
Al Salón de Ginebra no le ha faltado color español: es el país de moda para esta industria, por todo el caudal de inversión que ha acumulado en estos dos años, gracias a un diálogo social muy pragmático y posibilista.
España ha sonado con dos primicias mundiales; una, de Ford, con el Tourneo Connect, antaño un vehículo comercial, y hoy, por imperativos de las necesidades mercantiles, apuntando a turismo para clientes con un sentido muy práctico; otra, de Renault, con un ‘crossover’ urbano que también quiere ser berlina, ‘crossover’ y ‘monovolumen’, todo a la vez, y que se producirá en Valladolid, factoría que hace dos años pasaba por una situación muy peligrosa en cuanto a su supervivencia.
Un salón sin carga emocional, no puede ser nunca un auténtico salón del automóvil, y en esto, marcas como Lamborghini o Ferrari se llevan la palma; la primera, con una novedad, de nombre Veneno (vuelta a la tauromaquia en esta marca) que supone una limitadísima producción de tres unidades a tres millones de euros cada una, sin incluir IVA que a esos precios, también lleva lo suyo.
La segunda, con una novedad espectacular que muchas horas después de su presentación continuaba llenado el ‘stand’ de la mítica marca italiana para recrearse con la vista.
En definitiva, Ginebra 2013 ha seguido marcando la pauta de un escaparate de la industria automovilística, todavía capaz de concentrar 130 novedades y atraer a 10.700 periodistas de todo el mundo y de todos los formatos.