La aventura de atravesar la oscuridad de África en un coche eléctrico
Esta es la misión sin precedentes que inicia hoy el Xavier Chevrin, un aventurero francés de 45 años que cambió las clases de inglés que impartía en la Isla de Reunión por sus expediciones en vehículos eléctricos, a fin de sacudir las conciencias sobre la necesidad de usar fuentes de energía limpias.
Con esta aventura, en la que pretende cruzar Kenia, Tanzania, Zambia, Zimbabue, Botsuana y Sudáfrica en una furgoneta que no requiere ningún tipo de combustible, Chevrin se embarca en su tercer viaje de larga distancia en un medio de transporte eléctrico.
En 2008, este profesor ya realizó un viaje de París a Kazajistán en una moto ‘ecológica’, y de Shanghái a París en un automóvil eléctrico en 2010, la travesía más larga (13.400 kilómetros) hecha jamás a ruedas de un automóvil eléctrico.
‘Queremos demostrar que los coches eléctricos también se pueden usar en África, porque es posible hacer largas distancias en este tipo de vehículos’, aseguró el piloto a la prensa horas antes del comienzo de su odisea, en la sede del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en Nairobi.
Según el PNUMA, se trata del primer periplo, sin ayuda y en solitario, a bordo de un vehículo propulsado por electricidad entre Kenia y Sudáfrica.
‘Mi mayor dificultad, obviamente, es hallar sitios dónde enchufar el vehículo, pero al final siempre se encuentran’, manifestó el atrevido conductor, que deberá sortear sabanas inescrutables, pistas polvorientas y carreteras agujereadas para alcanzar su destino.
‘Es verdad -explicó- que a veces llegas a lugares en los que te dicen que no hay enchufes, pero al final, después de unos 15 minutos de espera, siempre aparece alguien exclamando que ha encontrado un enchufe’.
La recarga de las baterías dependerá, pues, de la generosidad de los africanos que encuentre en su camino el piloto, quien les invitará a subir a su vehículo para convencerles de que la energía limpia es vital para el futuro energético del planeta.
El coche, que partirá de Nairobi y llegará a Johannesburgo en un par de meses, es un Citroen Berlingo que tiene una autonomía de 450 kilómetros, pero que, una vez agotadas las baterías, necesita estar conectado a un enchufe de 220 voltios unas 7 horas para recargar.
Esa necesidad representa un gran desafío para Chevrin si se tienen en cuenta los frecuentes cortes de luz que sufren la mayoría de los países que jalonan su odisea.
El Citroen Berlingo, fabricado por la empresa Venturi y que alcanza los 110 km/h, es el mismo que usa el Servicio de Correos de Francia, pero este cuenta con tres baterías, en lugar de la única que lleva el modelo que circula por las carreteras francesas.
‘La energía -señaló- se puede producir de manera muy limpia, a través del sol, el agua y el viento, y creo que es muy buena idea para África tener coches eléctricos, porque en este continente, por ejemplo, hay muchas presas’.
Con esta travesía, Chevrin también pretende denunciar el limitado acceso que tienen a la electricidad los habitantes del África Subsahariana, puesto que hasta un 65 por ciento de ellos nos dispone de corriente eléctrica en sus hogares.
Igualmente, apunta el piloto, este tipo de transporte beneficiaría los bolsillos de los africanos.
‘El coste de mantener un automóvil de este tipo -subraya- es mucho más reducido. Cuando fui de Shanghái a París, se gastaron como unos 100 euros de electricidad, y para un viaje así, en un coche normal se hubieran gastado unos 4.000 euros en combustible’.
Asimismo, remarca, ‘no emite gases, ni humos, no hay fugas de aceite ni de agua, y no se necesita piezas de repuesto’.
‘¡Es tan limpio -exclama-, que hasta podrías aparcarlo en tu cocina si quisieras!’.
Sin embargo, Chevrin confiesa que no todo son ventajas con este vehículo eléctrico, debido al profundo silencio del motor.
‘Muchas veces, sobre todo cuando pasas por pueblos, tienes que estar tocando el claxon constantemente, porque la gente suele cruzar la calle sin mirar, simplemente porque no oye nada, y eso resulta muy peligroso’.
‘Hemos estado acostumbrados en el último siglo a tener coches de combustión, pero yo creo -vaticina- que en unas dos décadas será lógico y normal para nosotros enchufar un coche en lugar de pasar por la gasolinera’.
Helen Cook