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Recientemente informábamos sobre la estrategia europea de Chevrolet, la cual incluía la comercialización en nuestro mercado tanto del superdeportivo Corvette como del Muscle Car Camaro (ver reportaje de los también llamados Pony Cars). El Corvette, aunque con diferentes distribuidores, ya era un habitual del mercado español, pero el Camaro como sus rivales Ford Mustang o Dodge Challenger- hasta el pasado mes de septiembre solo se podía adquirir a través de importadores paralelos. Ahora Chevrolet España ya vende a través de su red estos dos imponentes deportivos, y en Autocity nos hemos subido al espectacular Camaro en su versión Cabrio y con caja de cambios automática para comprobar cómo va este coche tan original y espectacular.
Tan peculiar es nuestra unidad de pruebas, que por concepto, medidas y potencia únicamente podríamos enfrentarlo al nuevo BMW 650i Cabrio. Eso sí, el alemán, aunque más refinado y con mecánica más eficiente, cuesta más del doble. Y es que la relación precio-potencia de nuestro Camaro no la ofrece ningún otro deportivo. Tampoco se puede llamar más atención por esta cantidad de dinero, que oscila entre 43.900 y 51.900 euros. Nosotros nos subimos a la versión más costosa, ya que al precio básico hay que sumarle la capota de lona y el cambio automático.
Su impactante carrocería tiene unas medidas generosas, con 4,84 metros de largo, 1,92 metros de ancho y 1,31 metros de alto (con el techo abierto). Esto le permite ofrecer dos plazas traseras bastante decentes, aunque su maletero se queda en 287 litros (384 litros el coupe). Su agresividad está fuera de dudas, lo cual se completa con los enormes neumáticos Pirelli PZero, en medida 245/45 ZR20 en el eje delantero y 275/40 ZR20 en el trasero.La proyección de datos en el parabrisas y la cámara trasera son de serie
En el interior destaca la tapicería de cuero en unos asientos calefactados y de reglaje eléctrico, los cuatro relojes analógicos agrupados en la zona inferior de la consola central, la proyección de datos en el parabrisas DIC o la cámara trasera que se proyecta en un lado del espejo retrovisor interior UVC. Vamos, un completísimo equipamiento que viene de serie en el precio de tarifa ¡fantástico! Por el contrario, el navegador no lo puede llevar ni en opción, y para la apertura de la capota, aunque cuenta con mecanismo eléctrico, es necesario soltar y girar una palanca ubicada en el techo. No es un gran inconveniente, la verdad, aunque en todos los descapotables que hemos probado en los últimos años toda la operación de apertura o cierre estaba automatizada.
El corazón del Camaro es un enorme V8 atmosférico de 6.162 centímetros cúbicos; de los que cada vez quedan menos por culpa del ‘downsizing’. Con la caja manual desarrolla 432 cv, aunque con la automática se calibra a 405 cv. En ambos casos el par motor máximo es de 569 Nm. Arrancamos y no se produce ningún estruendo escandaloso, pero su ronroneo es realmente sugerente. La caja de cambios automática de seis velocidades puede utilizarse también como secuencial mediante levas tras el volante. Nada más comenzar la marcha percibimos una gran suavidad que quizá no esperábamos. Puede que llevásemos en la cabeza una idea de coche tosco, quizá por su agresivo aspecto exterior o por lo abultado de su cilindrada, pero la verdad es que tanto la entrega de potencia como los cambios de marchas se sucedían de la forma más dulce posible. Eso sí, al aplastar el pedal del acelerador el Camaro responde con contundencia, pues acelera de 0 a 100 km/h en 5,6 segundos (5,2 segundos en coupé manual), pero todo se produce sin sobresaltos y de forma muy homogénea.Su conducción es refinada y placentera, y cuando se quiere muy rápida
La conducción del Camaro Cabrio es por tanto una delicia. No es un deportivo puro como pueda ser el Corvette, ya que estamos ante un coche grande y que pesa 1.920 kilos (prácticamente lo mismo que su único rival, el BMW 650i Cabrio). Es más bien un coche con concepto de GT, pero sin duda goza también de un claro componente pasional debido a su historia, imagen y potencia. Su estabilidad está garantizada tanto por sus enormes neumáticos como por los controles electrónicos, además de que el chasis tiene una brillante puesta a punto. No es excesivamente blando, pero tampoco transmite con dureza las irregularidades del asfalto. Pocos defectos se le pueden sacar a este espectacular Muscle Car, sobre todo si nos acordamos de su contenido precio. En todo caso, sí apreciamos un ajuste de la capota algo peor que en sus rivales, ya que a velocidad de crucero llegaba más ruido aerodinámico de lo habitual.
En resumen podemos decir que el americano Camaro viene a nuestro mercado con unos ingredientes muy apetecibles y, sobre todo, originales, combinados con un precio inusualmente contenido. Gasta y contamina bastante más que sus rivales (13,1 l/100 km y 304 g/km de CO2), pero su conducción nos resultó refinada y placentera, mucho más de lo que esperábamos. Sin duda, un coche prácticamente único con el cual resulta imposible pasar desapercibido.