Fórmula Autoplanet

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¡VERTIGO!

Cuando uno se plantea la posibilidad de participar en competiciones automovilísticas, normalmente se sumerge en un mar de dudas, y comienza a evaluar los inconvenientes y las ventajas de las diferentes disciplinas, ¿si rallyes o circuitos? ¿si tierra o asfalto? ¿si turismos o monoplazas? Al final, lo lógico es que se impongan los gustos y los presupuestos de cada persona, por lo que no entraremos a analizar si es mejor esto o es mejor aquello.

Sin embargo, por todo lo que hemos visto, sí nos atrevemos a afirmar qué vehículos de competición reúnen la mejor relación ‘precio-sensaciones’: los monoplazas con motor de moto. Para poder comprobarlo y contároslo nos pusimos en contacto con los responsables de Autoplanet, que comercializan un ‘aparato’, denominado PRM Fun Boost, capaz de hacer hervir la sangre del conductor más tranquilo de la tierra. Como avace os daremos sólo un par de datos: cuesta 20.000 € y acelera de 0 a 100 km/h en menos tiempo que un Porsche Turbo o que un BMW Z8.
Enrique Marco, Autocity.
27 de marzo de 2002.
TECNICA

Para lograr semejantes prestaciones, y por consiguiente unas sensaciones ultra-excitantes, se ha recurrido a una fórmula que parece en principio sencilla: poco peso y mucha potencia; en este caso 150 cv para 380 kilos, lo que significa que la relación peso-potencia es incluso más favorable que la de un World Rally Car como el de Carlos Sainz o el de Richard Burns.

La estructura del vehículo se basa en un chasis tubular sobre el que se monta una carrocería de fibra, desmontable por piezas para acceder a los órganos mecánicos. El sistema de suspensiones es independiente, con unos amortiguadores oleoneumáticos regulables y sin muelle, mientras que el equipo de frenos, sin servoasistencia, viene firmado por Brembo y está compuesto por cuatro discos con sus respectivas pinzas de doble pistón. Otra cosa que acentúa el ‘tacto de carreras’ que proporciona el PRM es la dirección, mucho más directa que en un coche de serie.
Todo esto es lo normal en un vehículo de estas características, pero lo realmente destacable en el PRM es el sistema de transmisión. Mientras que en la mayoría de estos ‘engendros’ la transmisión es directa mediante cadena (como en las motos), en este caso el motor transmite la fuerza a través de palieres y un diferencial autoblocante. El cambio de marchas es secuencial de seis velocidades, con la particularidad que existe una especie de reductora que permite seleccionar entre ‘cortas’ y ‘largas’, de forma que en total se dispone de 12 velocidades.
La mecánica procede de la Yamaha R1, es decir, un motor de 1.000 cc montado en disposición central transversal, alimentado por una batería de cuatro carburadores y que desarrolla 150 cv a 10.000 rpm, Las prestaciones del PRM no están homologadas, pero la aceleración de 0 a 100 km/h se realiza en unos cuatro segundos y la velocidad máxima que alcanza es de unos 230 km/h (190 km/h con los desarrollos cortos).
CONDUCCION

Para realizar esta toma de contacto nos desplazamos hasta el circuito de Montmeló, el lugar adecuado para descubrir el potencial de este ‘bicho’. Nada más verlo, lo primero que pensamos es que su aspecto parece estar ‘a caballo’ entre un kart y un monoplaza, aunque tras haberlo probado la idea que tenemos es de él es mucho más cercana a un monoplaza.
Acceder al PRM no es precisamente fácil, pues es necesario desmontar el volante y hacer un ejercicio casi de contorsionismo para meterse por el hueco que correspondería a la ventana, cosa que no hay. La posición de conducción -o mejor dicho, de pilotaje- es totalmente racing, con las piernas muy estiradas y las palancas de cambios en posición elevada. Arrancamos el motor y recibimos los primeros consejos: ‘para salir hazlo con las marchas ‘cortas’ y en primera, luego pasa a ‘largas’, como si estuvieras engranado una velocidad más, y ya no vuelvas a meter ‘cortas’, sigue con 2ª, 3ª… y hasta 6ª’. Para iniciar la marcha es necesario utilizar el embrague cuidadosamente, pero después ya no volveremos a presionarlo, realizando los cambios con leves toques de palanca hacia delante o hacia atrás.

El pilotaje del PRM resulta de lo más excitante, pero también delicado, pudiéndose decir que las sensaciones de carreras que se viven al volante de este vehículo son ‘puras y duras’. Embriaga su sonido, asombra su potencia y sorprenden sus reacciones contundentes. Todo es muy directo, pues para frenar hay que hacer fuerza y para sujetarlo es necesario mano firme, por lo que su conducción se convierte en auténtico ejercicio físico.
No controlamos tiempos en ninguna vuelta, ni tampoco pretendíamos ir al límite, pero a la salida de las curvas, cuando se presentaba alguna recta, el PRM se ‘comía’ a todo lo que veía (al menos a los que estaban entrenando ese día). En las curvas, la estabilidad era bastante buena, aunque al acelerar, debido a la explosiva relación peso-potencia, había que tener un tacto exquisito para no terminar totalmente cruzado. El caso es que, al llevar neumáticos slick y amortiguación firme, las derrapadas se presentaban de forma brusca y no muy controlable, por lo que son necesarias muchas horas de entrenamientos para acostumbrarse y sacarle todo el jugo a este particular vehículo de competición. La amortiguación no nos resultó excesivamente incómoda, y los frenos, aunque duros, muy competitivos.
Al llegar a boxes y descender -mejor dicho, ascender- del monoplaza, la satisfacción de haber ‘rodado’ con este monstruo relativamente rápido y sin habernos salido de pista ni una sola vez, era total. Lo malo es que después de haber conducido el PRM, cualquier otro vehículo, incluso de competición, nos parecerá cosa de niños, porque la calificación que se le puede dar a este ‘aparato’ es de: ¡BESTIAL!
CARACTERISTICAS

EN COMPETICION

En países vecinos, como Francia, existe una copa que se lleva a cabo con estos vehículos y que tiene una excelente aceptación. Sin embargo, en España todavía no se han dado a conocer lo suficiente como para que algún patrocinador fuerte se anime montar un trofeo específico.
Por tanto, en la actualidad, el Autoplanet va dirigido a aquellos pilotos que deseen participar en campeonatos regionales de circuitos (en la categoría de turismos) o de montaña. En esta última especialidad el vehículo recibe modificaciones en el sistema de suspensiones, incrementándose el precio final en unos 1.200 .

Pero quizá una de las opciones más interesantes sea la posibilidad de alquileres por carrera que brindan los responsables de estos ‘aparatos’ en España. Quien desee participar en alguna prueba como lo hacen los profesionales; es decir, con asistencia, sin tener que llevar el coche uno mismo, con repuestos, neumáticos, etc, no tiene nada más que abonar 2.163 y un equipo de profesionales se encargarán de todo. Para más información se puede llamar al teléfono: 670 80 35 05.
GALERIA

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