Velocidad máxima variable hasta 130 km/h en autopistas y autovías

Fue en la primavera de 2014 cuando la Dirección General de Tráfico abría la posibilidad de modificar los límites máximos de velocidad en las carreteras españolas proponiéndolo en la Ley de Tráfico y Seguridad Vial, aumentándolas o disminuyéndolas de forma variable según las necesidades climatológicas o de volumen de tráfico. El texto establece los 120 km/h como velocidad genérica para turismos y motocicletas, ampliable puntualmente a 130 km/h en determinados tramos con un índice de seguridad contrastado, buena meteorología y un buen pavimento.
Esto suscitó una gran polémica entre diferentes sectores con opiniones enfrentadas desde aquel momento, unos con la intención de equipararnos al resto de países europeos y otros que creen que ocasionarían mayor número de accidentes de tráfico. En vista de esta polémica, Ducit ha querido tomarle el pulso a los conductores, extrayendo de su estudio que más de un 80% de ellos están de acuerdo con el aumento de la velocidad, no tanto así como la disminución a 90 km/h en carreteras convencionales. Asimismo, un 57,8% de los consultados estarían dispuestos a reducir la velocidad a 110 km/h por ley cuando las condiciones meteorológicas adversas lo exigieran, lo que demuestra un gran grado de madurez, responsabilidad y sentido común al querer adecuar la velocidad a las circunstancias.La velocidad genérica para turismos y motocicletas es de 120 km/h, salvo en determinados tramos de autopistas y autovías que podrán alcanzar los 130 km/h.
El análisis de DUCIT también quiere poner de relieve el posible impacto sobre la siniestralidad que creen los conductores que podría tener esta medida, a lo que un 50,1% de los consultados han respondido que evitaría cantidad de accidentes en carretera convencional, concebidos por los conductores como muy inseguras, reduciendo el límite en ellas y derivando tráfico a las vías de alta capacidad con el incentivo de la velocidad permitida más alta. Tan solo un 18% cree que podría aumentar el número de accidentes. En esta misma línea, la opinión al respecto de la disminución de la velocidad en carreteras convencionales de 100 a 90 km/h tiene más divididos a los conductores, puesto que del total de conductores, tan sólo un 43,1% está de acuerdo con rebajar la velocidad creyendo que podría reducir los accidentes en carretera convencional. 17 de los 28 países europeos analizados tienen 130 km/h o más como límite de velocidad
A colación venía también al caso tener en cuenta la situación sobre los límites de velocidad en otros países de la comunidad europea, descubriendo que 17 de los 28 países europeos tienen 130 km/h o más como límites máximos, lo cual también da una pista de que el paso que da nuestro país igual no es muy desacertado. Hay que observar también que este incremento en aquellos países tampoco ha ocasionado de forma generalizada peores cifras de siniestralidad.

Opiniones de los expertos
Terminada la exposición de datos del estudio por parte de Carlos Lancha, director del Observatorio DUCIT del RACE y moderador del evento, los ponentes allí presentes, representantes de organismos relevantes en el panorama nacional de defensa de los intereses de los conductores, expusieron sus argumentos a favor y en contra de las medidas propuestas.‘A más velocidad, consecuencias más graves en cualquier tipo de accidente’
Por su parte Mar Cogollos, directora de AESLEME, subrayó su idea de que “a más velocidad, las consecuencias de un error humano son mucho más graves”, insistiendo en la complicación técnica de aplicar la nueva normativa de velocidad variable, puesto que implica una medición constante de las condiciones de las vías y la información al conductor a través de la señalización variable de la permisión o no de circular a 130 km/h, así como asegurarse de que “las condiciones de ese tramo no cambien en un tiempo determinado”.‘Límites de velocidad creíbles’
A este respecto, Jaime Moreno, subdirector general de Gestión de Movilidad de la DGT, ha insistido en que la nueva norma de la velocidad variable lo que pretende es “crear unos límites de velocidad creíbles en autopistas y autovías, así como jerarquizar las carreteras convencionales”, donde es más difícil para el conductor distinguir los factores que marcan la velocidad máxima (condiciones del asfalto, arcén de más de 1,5 metros, etc).‘Adecuar la velocidad de los vehículos de una misma vía es fundamental’
Por su parte, Jacobo Díaz, director general de AEC, defiende que “no es un problema de velocidad excesiva, sino de velocidad inadecuada”, ya que en su opinión, el factor de riesgo “no deriva de la velocidad a la que se circule, sino de la velocidad del flujo de vehículos que circulan en un determinado momento”.

Pero en lo que sí parece que todos han estado de acuerdo, es que “la velocidad es un riesgo transversal”, como defiende el presidente de FESVIAL, el Dr. Luis Montoro. Esto quiere decir que la velocidad no es un riesgo en sí misma, pero que amplifica las consecuencias en caso de un percance de cualquier tipo. Montoro ha querido destacar que “la velocidad es un valor social” y que el objetivo fundamental es “compaginar la velocidad con la seguridad”.‘Se trata de compaginar la velocidad con la seguridad’
David Barrientos, director de Comunicación de ANFAC, ha recordado que la antigüedad del parque automovilístico en España es un auténtico factor de riesgo, tan importante como la velocidad, y sostiene que “es posible subir el límite a 130km/h”. Recuerda que con un parque automovilístico renovado se reduciría el factor de riesgo que implica la velocidad, ya que los vehículos actuales “son capaces de compensar el error humano si lo hubiera” para reducir sus consecuencias.Por priemra vez se toman en cuenta criterios objetivos para establecer los límites de velocidad
Para finalizar la rueda de ponencias, Tomas Santa Cecilia, director de Seguridad Vial del RACE, ha recordado que España ha sufrido hasta 8 cambios en los límites de velocidad en los 120 años de historia del automovilismo, y valora efusivamente que se hable por primera vez de “criterios objetivos” como es la “gestión variable de la velocidad”, que tiene en cuenta las condiciones de la vía. Insiste además en “la creación de límites de velocidad creíbles, para que los cumplan todos los conductores”, ya que hay mucha diferencia entre el límite legal para circular por una vía y el límite técnico al que es posible circular, lo que genera en los conductores la sensación de que “no pasa nada” por sobrepasar los límites legales, más allá de una posible sanción.

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