Los coches europeos emiten un 40% más

A río revuelto ganancia de pescadores, dice el refranero popular patrio. El sector del automóvil vive en estado de convulsión permanente desde que saltase a la opinión pública el escándalo Volkswagen. Organizaciones no gubernamentales, asociaciones de consumidores, por supuesto las administraciones públicas. Todos aprovechan el contexto de crisis del gigante alemán de la automoción mundial, no sólo para pedir responsabilidades y exigir indemnizaciones, también para ponerse la bandera verde de la eficiencia, el respeto al medio ambiente y la lucha contra la contaminación planetaria. Razón no les falta, la dimensión del trucaje de los motores diésel (hasta 11 millones en todo el mundo, más de lo que el Grupo fabrica en un solo año) es vergonzosa y exige una respuesta eficaz, más rápida y mejor explicada que la que por el momento está dando Volkswagen.Los test de homologación son laxos y están desfasados
Dicho todo esto, la aparición de informes como este ‘T&E’s 2015 Mind the Gap report’ que hoy os traemos no vienen si no a pescar en el citado río revuelto. El estudio, acotado al automóvil europeo, viene a decir que las homologaciones son laxas con los fabricantes y que sus coches emiten y consumen un 40% de media más de lo que declaran oficialmente después de superar los test. Nada nuevo en el horizonte. Todo el mundo sabe que en circunstancias reales de conducción un motor térmico (alimentado de gasolina o gasoil) jamás gasta los litros de combustible que homologa, y por lo tanto también emite más emisiones de CO2, porque ambos valores están directamente relacionados. Aquí, por lo tanto, hay que detenerse: el ‘DieselGate’ de Volkswagen está vinculado al peligroso NOx (óxidos de nitrógeno) y no al CO2 del informe de la ONG.
La crisis de Volkswagen, por el momento, afecta únicamente a motores diésel, y en el informe se incluyen también motores de gasolina. Éstos, más sensibles a incrementar el consumo en una conducción normal, favorecen que la media de CO2 real emitido sea tan elevada, superando el 50% en modelos como los Mercedes Clase A, Clase C y Clase E (53%) mientras que para la Serie 5 de BMW y el Peugeot 308 la brecha está justo por debajo del 50%, con un 48%. El Toyota Auris y el Renault Twingo muestran una diferencia menor con un 18% y 10% de diferencia respectivamente.Frente a modelos de Mercedes (por encima del 50%), los Toyota Auris y Renault Clio son lo más fieles a la realidad, según el informe
Una barbaridad que obliga a fabricantes y autoridades a ir de la mano para actualizar unas pruebas de homologación desacreditadas y desfasadas. La ONG se atreve a insinuar que detrás hay algo. Sin hablar de engaño masivo y orquestado, el documento subraya que el vacío entre los datos oficiales y la ‘vida real’ hallado en ‘muchos modelos’ ha crecido de una manera tan grande que no se pueden explicar incluso manipulando los test.
A este respecto, Transport & Environment dice que lleva denunciando las prácticas de Volkswagen desde antes que saltase la actual polémica. En el informe de 2012 ya indicaba que la diferencia entre las emisiones homologadas y reales era del 31% (cuando en 2001 era del 8%) y para 2020 sospechan que ascenderá al 50%, ya que las nuevas tecnologías implementadas en todos los coches venideros (parada y arranque del motor, regeneración de energía en frenada, etc) extraen todo su potencial en los test oficiales.La brecha entre lo homologado y lo real crece desde 2001
Finalmente, el estudio recuerda que los coches son responsables del 15 por ciento del total de las emisiones de CO2 de la UE y que la mayor fuente de emisión es el sector del transporte en su conjunto. Por ello, asegura que ‘la primera’ obligación de la UE para cumplir con sus límites de emisiones requiere que los fabricantes de coches limiten sus emisiones de CO2 a una media de 130 gramos por kilómetro en 2015 y a 95 gramos en 2021.

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