Festival de la Velocidad de Goodwood

En 20 años el Festival de la Velocidad de Goodwood se ha convertido en la referencia mundial de los eventos motorsport. La enorme finca del condado de Sussex (70 km al sur de Londres) acoge cada año dos citas, el Goodwood Revival, centrado en los coches clásicos, y el Festival de la Velocidad, que también incluye joyas del pasado pero más orientada hacia los superdeportivos y bólidos de competición. En esta edición 2013, la espectacular escultura que cada año identifica a la feria se decicó a Porsche, que celebra el 50º aniversario del 911, de modo que se “alzaron” tres 911 de diferentes generaciones desde unos altísimos y espectaculares soportes anclados en el jardín de la mansión principal de la finca de Goodwood.

Fue el pasado fin de semana (del 11 al 14 de julio) cuando nada menos que 185.000 personas ¡todo un récord! disfrutaron del olor a gasolina de alto octanaje. No hay otro evento en Europa que le puede igualar en cuanto a cantidad y calidad del espectáculo, ni en cuanto a seguimiento por parte de los aficionados; y eso que desde hace tres años contamos en España con el Espíritu de Montjuic (en Montmeló), que, aunque “a escala” y mucho más modesto, podría decirse que reúne unas características similares.
En el Festival de la Velocidad de Goodwood se reúnen los bólidos de diferentes disciplinas que han participado en las carreras más famosas de la historia, así como los deportivos más rápidos del mundo. Pero por lo visto en esta vigésima edición, esta cita ya no sólo es lúdica y dirigida a entusiastas del automovilismo, sino que las propias marcas la utilizan para presentar sus últimos modelos. No es extraño que marcas minoritarias de renombre exhiban sus deportivos poco antes de que lleguen a los concesionarios (por ejemplo, Maserati con su Ghilbi, Porsche con su 918 Spyder, McLaren con su P1 o Alfa Romeo con su 4C); pero es que ahora incluso otros fabricantes generalistas se suman a la fiesta y acuden con sus nuevas propuestas (entre otras Skoda presentó el Octavia RS y Citroen el DS3 Cabrio Racing).

Además de marcas y mucho público, una selecta representación de personalidades y pilotos de primera línea –actuales o del pasado- se citan en Goodwood. Nuestro querido Marc Gené fue uno de los que sacó humo a las ruedas de los Ferrari –tanto de calle como de competición- que la casa de Maranello llevó a la fiesta británica; Nico Rosberg se montó en joyas de Mercedes; y viejas glorias como Fittipaldi, Stewart, Hill o Moss también se lucieron en Goodwood. Durante todo el fin de semana hubo de todo, shows, desfiles, presentaciones y mucho glamour… un glamour que se traduciría en muchos millones de euros si alguien se atreviese a valorar el conjunto de lo que podrían costar todos los modelos que participaron.Pilotos de primera línea, tanto del presente como del pasado, se dan cita en Goodwood
Pero si de dinero tenemos que hablar, una buena muestra de lo elitista de este fin de semana la tenemos en la subasta que realizó la prestigiosa casa Bonhams con motivo del Goodwood Festival. Un F1 de Mercedes se adjudicó por 22,7 millones de euros a un comprador anónimo, lo que le supone ser el monoplaza más caro de la historia (en cuanto a deportivos tipo GT el Ferrari 250 GTO le supera con sus 28 millones). Y es que este Mercedes no era uno cualquiera sino la unidad concreta (chasis nº 006/54) del monoplaza W 196 R de 1954 con el que Fangio ganó los GP de Suiza y Alemania, año en el que el mítico piloto argentino logró su segundo título de campeón del mundo de F1 y el primero para Mercedes.      

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