La marca japonesa Mazda lanzará en la última semana del mes de octubre su monovolumen compacto, el Mazda5, en una nueva generación de un modelo que se introdujo por primera vez en el mercado europeo en 2005 y que un lustro más tarde asoma con unas líneas más fluidas inspiradas en formas naturales, aire, agua y olas- y deportivas, apoyándose en la plataforma del actual Mazda3. Sigue teniendo como imagen de marca las puertas correderas laterales (como las del C8 y el VW Sharan) y en esta primera avanzadilla para febrero se introducirá la única motorización diésel, un 1.6 de 115 cv- son dos las mecánicas protagonistas, las dos de ciclo gasolina: un 1.8 de inyección en el colector de 115 cv a las 5.300 rpm y un dos litros de inyección directa con una potencia tope de 150 cv a las 6.200 vueltas. Los acabados serán tres, Active, Style y Luxury, sólo éste, el más alto de gama, estará asociado al motor de dos litros gasolina, por un precio de 24.490 euros, mientras que con el 1.8 se podrá incorporar el acabado de acceso a la gama, el Active, por 21.290 euros, y el Style, por 23.290 euros.
Este monovolumen compacto, que entra en pugna en uno de los segmentos con más competencia del mercado, pone sobre la mesa sus rasgos deportivos y robustos desde el primer vistazo, basándose en el diseño Nagare, combinando un nueva imagen del frontal y grupos ópticos traseros horizontales con un atractivo lateral, en el que la fluidez dinámica lo que en su día, con el Mazda6, catalogamos; musculatura en movimiento- se percibe rápidamente. Con el pilar D oculto por la luna trasera, este exclusivo lateral está inspirado en formas onduladas.
Por dentro se ha introducido un nuevo salpicadero, desde donde despega un cuadro de instrumentos con una forma más afilada, integrando todos los mandos de una manera más razonable. Hasta febrero tendremos que esperar para la llegada del sistema de navegación integrado Tom-Tom (cuatro actualizaciones anuales de mapas) con funciones multimedia, apoyándose en el bluetooth del teléfono móvil. Todo sobre un pantalla táctil y a color de 55 pulgadas. Al igual que el vehículo, su garantía será de tres años o 100.000 kilómetros. Mientras tanto, os contamos que la consola central estándar tiene una nueva forma de triángulo abierto, acompañada de acabados cromados en el pomo de la palanca de cambios, salidas de aire o tiradores de puertas. En general, unos materiales y ajustes más agradables a la vista que al tacto, al fin y al cabo no dejan de ser plásticos duros.
Otro punto interés, ya dentro del habitáculo, era asegurarse de que el sistema Karakuri, que habilita en este compacto de 4,585 mm de longitud, 1,750 mm de anchura, 1,615 mm de altura y una distancia entre ejes de 2,750 mm la posibilidad de configurar siete plazas (en formato 2+3+2) ha sido optimizado con gran éxito. Primero, porque los asientos laterales de la segunda hilera pueden ser inclinados y corridos hacia delante lo suficiente como para entrar en la tercer fila de asientos; y segundo, porque el asiento central de la segunda fila, prácticamente inutilizable salvo que sea para un niño, se recoge con suma facilidad, quedando soterrado bajo la banqueta de uno de los asientos laterales, con una configuración 2+2+2 de lo más interesante. En la segunda hilera, personas de talla alta van cómodas, tanto de piernas como de altura, para la tercera hilera, no recomendamos viajes largos no hay salidas de aire en ningún punto- y menos para adultos. En cuanto al maletero su capacidad máxima es de 1.485 litros, con la segunda y tercera fila abatida, en configuración 2+3 es de 456 litros y con el 2+3+2 se reduce a unos pírricos 158 litros.
Aunque las opciones de equipamiento están muy cerradas en función del motor elegido, sigue siendo Mazda un referente en cuanto a nivel de equipamiento y precio contenido. Desde el primer escalón ya contamos de serie con todos los controles electrónicos de seguridad, airbags delanteros, laterales y de cortina, radio CD-MP3 con conexión auxiliar, espejos retrovisores calefactables, llantas de acero de 15 pulgadas y como novedades la señal de parada de emergencia (ESS) y el reposabrazos del acompañante. Con el acabado Style, el de mayor volumen en la anterior generación (57%), se añade el climatizador, ordenador de abordo, faros antiniebla, sensor de lluvia, control de velocidad, volante y pomo en piel, llantas de aleación de 16 y como nuevo elemento estrella los sensores de aparcamiento. Ya con el Luxury, además de todo esto, se suman los faros de xenón, puertas laterales eléctricas, bluetooth, parrilla cromada y por encima de todo, destacamos, el sistema de parada y arranque automático del motor i-Stop y el control de presión de neumáticos.
En cuanto a promociones, Mazda anuncia un descuento promocional de 2.000 euros en la sobretasación, una campaña de fidelidad de 750 euros si eres cliente de otro Mazda y una campaña 90 aniversario para la financiación de tu Mazda5; con una entrada de 5.322 euros, 12 cuotas de 90 euros, después 59 cuotas de 271 euros y una cuota final de 4.258 euros. Estos descuentos están fuera del precio base anteriormente relatado.
Para un disfrute confortable
Hemos querido hacer un pequeño aparte con el comportamiento de ambas mecánicas, probadas por las carreteras de Münich. Nos centraremos primero en el 2.0 de inyección directa DISI con 150 cv, ya montado en el Mazda3. Asociado al efectivo y preciso sistema de parada y arranque i-Stop, esprinta de 0 a 100 en 11,2 segundos y consigue un consumo medio homologado de sólo 6,9 litros a los cien, aunque en nuestra prueba dinámica esa cifra se elevaba hasta cerca de los 10 l/100 km. Su velocidad punta es de 194 km/h con unas emisiones de CO2 de 159 g/km, cumpliendo con la normativa Euro V. Ya en marcha se nota la revisión de dirección, suspensiones y la rebaja del chasis, encontrándonos con una conducción realmente confortable, más próxima a un compacto que a un monovolumen tipo Opel Zafira, Renault Gran Scenic o Mitsubishi Grandis.
La suavidad de esta mecánica es máxima. Nos encontramos con un motor potente, pero que hay que llevarlo muy arriba entre 3.500 y 4.000 vueltas– para que responda con cierta vehemencia, de lo contario, su tránsito por el cuentarrevoluciones es muy progresivo, y en ocasiones resulta lento. Eso sí, ya encendido, en plena ruta por autovía, su planta aplomada nos cautiva, con una insonorización del habitáculo absoluta, únicamente perturbado por la resistencia de rodadura. En cuanto al sistema i-Stop, recordar que únicamente disponible con este propulsor, decir que es una solución impecable y que está muy acorde con el conjunto del coche.
Si bajamos al 1.8 litros gasolina que desarrolla 115 cv de potencia, ofrece un consumo mixto homologado de 7,2 l/100 km con unas emisiones de CO2 de 168 g/km, para una aceleración de 0 a 100 de 12,8 segundos. Su velocidad punta se fija en 182 km/h. Menos tiempo tuvimos para colocarnos al volante de este propulsor, pero si por algo destaca es que esos 35 cv que le distancian de su hermano mayor sólo se reflejan cuando el motor trabaja muy, muy arriba, ya que incluso percibimos que a bajas revoluciones aporta una mayor fuerza (165 Nm a las 4.000 rpm) que aquél.