Peugeot 206 RC

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RAPIDO, AGIL, POTENTE…

Divertirse es importante para el desarrollo de la persona, así que si te gusta conducir este puede ser un juguete de lo más entretenido. El Peugeot 206 es un utilitario deportivo en la más pura tradición de los ‘Gti’ franceses; conjuga un tacto preciso y firme apurando en carretera y ofrece una sensación de felina agilidad al volante que recuerda al Peugeot 205 GTI, cuya versión 1.9 no había sido igualada en sensaciones hasta el momento por ningún otro producto de la marca.
  Obtiene 180 caballos de su motor dos litros y dieciséis válvulas para ofrecer unas prestaciones de 7,4 segundos en el cero a cien y una velocidad punta de 220 km/h, prácticamente calcadas a las de su más directo rival, el Clio Sport, con similar arquitectura de motor e idéntico planteamiento del coche, por todo lo demás. El motor de nuestro protagonista es agradable incluso cuando no se rueda rápido, gracias a una excelente respuesta a cualquier régimen, una estirada progresiva y un genio que a medio régimen tampoco intimida ni resulta excesivo.
Las suspensiones por supuesto son firmes y en el interior se diferencia de sus compañeros de gama por el carácter deportivo de los asientos, auténticos bacquets, cuero en los recubrimientos del salpicadero y algunos detalles realizados con metal pulido, algo que comparte con el GTI de 138 caballos. El equipamiento es bastante completo, cumpliendo uno por uno con los elementos que se pueden pedir a un coche de su categoría incluyendo el control de estabilidad y seis airbags; y en cuanto al precio según las tarifas cuesta 240 euros más que su rival de Renault y 4.460 euros más que el menos potente y exclusivo 206 GTI: 21.940 euros.
Carlos Lera, Autocity
19 de Agosto de 2004

Interior y equipamiento

INTERIOR Y EQUIPAMIENTO

Lo más llamativo y distintivo del interior del 206 RC son sin lugar a dudas los asientos tipo bacquet. El tapizado mixto tela, ante y cuero de serie tiene un aspecto excelente y los acentuados pétalos recogen muy bien el cuerpo sin estorbar para nada cualquier movimiento. Carecen de mucho apoyo lumbar y tampoco permiten regular este aspecto, pero sin embargo son muy cómodos y aguantan bien el paso de los kilómetros, lo que ratifica la teoría de que el apoyo lumbar es un invento discutible si el respaldo está bien diseñado. De todas formas las regulaciones del asiento del conductor no son todo lo precisas que podrían porque el sistema nivela al mismo tiempo la altura y la inclinación, y no llegué a encontrar la combinación adecuada. A esto contribuyó que el volante solo se regule en altura.
Además de en los asientos el tapizado de ante se encuentra en las puertas y la tapa de la guantera, mientras que los tiradores de las puertas y el de la guantera están acabados en metal, lo mismo que el pomo del cambio. El cuadro de instrumentos, el volante y el freno de mano están recubiertos con cuero, lo mismo que los laterales de los asientos traseros, mientras que la carcasa de la pantalla central en la que se visualizan las indicaciones de la radio y el reloj está acabada en imitación a fibra de carbono. Los pedales son metálicos, de aspecto muy ‘racing’, pero en el día a día no son tan prácticos como los de fundas de goma cuando se entra al coche con las suelas de los zapatos mojadas. Las plazas traseras comparten los revestimientos de calidad de las delanteras y tienen capacidad para dos ocupantes.
El equipamiento es el que cabe esperar. De serie ofrece climatizador automático, ordenador de viaje, equipo de sonido con reproductor de CD, cierre centralizado con mando a distancia, elevalunas eléctricos (de un solo toque el del conductor) y, como elementos de seguridad, cuenta con airbags frontales y costales laterales delanteros y laterales de cabeza para las cuatro plazas, además del ABS y el ESP. No hay muchas opciones entre las que elegir, salvo la pintura metalizada y diversas combinaciones de cargadores de CD y navegadores, echándose en falta los faros de xenón. Tampoco se estiran en Peugeot con la rueda de repuesto, que es de emergencia.

Motor y cambio

MOTOR Y CAMBIO

Las modificaciones más importantes introducidas en el motor del GTI para encontrar más caballos se encuentran lógicamente en la culata. Se aumenta la compresión, que en el RC es de 11:1, y se mecanizan los conductos con el fin de eliminar las rugosidades de la fundición, puliendo la admisión y el escape para mejorar el comportamiento de los fluidos. Por supuesto, la centralita electrónica también modifica su mapa y todo esto supone esa potencia que en algunos documentos Peugeot cifra en 177 cv mientras que en otros aumenta hasta 180 a 7.000 revoluciones por minuto.
En cualquier caso es una cifra importante para los dos litros de cilindrada pese a la cual el par máximo, 202 NM a 4.000 rpm, es mayor y se obtiene a un régimen inferior que en el GTI. A la hora de la verdad tuve la impresión que si no se mantenía el motor girando muy alto la elasticidad resultaba peor que en el de 138 cv, y eso a pesar de que los desarrollos son ligeramente más cortos en el RC.
En cualquier caso girando en la mejor zona del motor se obtiene un rendimiento excitante, que podría ser mejor si se hubiera optado por una caja de cambios de seis velocidades en lugar de la de cinco de siempre que de todas formas, y eso que es una veterana, es muy buena por precisión y rapidez de accionamiento. El embrague es ligero y su tacto fácil de aprender enseguida.
A pesar de la potencia los consumos no son en absoluto exagerados. Una media combinada en nuestra prueba de 9,2 litros cada 100 kilómetros está muy bien y sólo 6 décimas por encima de los siempre optimistas datos oficiales homologados.

Comportamiento

COMPORTAMIENTO

Gracias a un calzado de perfil muy bajo (205/40 17′) el 206 RC se comporta con envidiable agilidad y buena precisión, resultando ideal en carreteras de montaña. Hace gala de un correcto comportamiento en carreteras amplias y autopistas, en las que no se echa de menos mayor batalla siempre que no se pierda la adherencia o el asfalto no esté húmedo. En estos casos las ayudas electrónicas (por supuesto el ESP es desconectable) son un excelente aliado. Y es que la eficacia de este tipo de coches siempre roza demasiado con los límites en zonas donde cuesta recuperar la adherencia, aunque siempre hay que pensar que caen en manos que saben valorar su potencial o al menos lo harán con cierta dosis de prudencia. En este sentido el perfil 40 de las gomas es un elemento más a la hora de valorar ‘hasta donde’ en días lluviosos.
La dirección es similar por tacto a cualquier otro 206 (asistencia eléctrica y endurecimiento progresivo), con las mismas sensaciones al pasar por baches y el mismo comportamiento muy directo que parece tirar del volante hacia el interior como si hubiera un imán acelerando al salir de curvas cerradas; una sensación habitual en todos los pequeños deportivos de tracción delantera y especialmente clara desde siempre en los Peugeot y Citroën. En cualquier caso es bastante precisa y posee la dureza de agradecer en una conducción deportiva. Por su parte los frenos me parecieron buenos por tacto y por potencia, aunque en conducción deportiva el sistema de emergencia que amplifica la frenada en caso de un pisotón decidido se toma la justicia por su mano y clava el coche más de la cuenta, acompañando esta reacción del encendido de los cuatro intermitentes.
Las suspensiones son muy firmes tanto en compresión como en rebote, y por eso el comportamiento en algunas carreteras se vuelve un poco ‘saltarín’. En ocasiones cuesta encontrar el punto de apoyo del eje trasero por su tendencia a compensar rápidamente la altura de la rueda exterior. Hay que tener en cuenta que la estabilizadora delantera es un milímetro más gruesa, y aunque la trasera es similar, tiene una barra de torsión más y los brazos longitudinales que sujetan las ruedas están ahora unidos a las barras de torsión mediante unos tirantes con abrazaderas.

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