Lexus IS 250C

Seguramente no sea el descapotable con más nervio y deportividad del planeta, ni mucho menos el que más ráfagas celestiales difumine en su comportamiento dinámico, pero este Lexus IS 250C, elegante, armónico y refinado, desprende un alo de seducción desde el primer momento, tanto con su techo rígido de tres piezas desplegado como cuando viajamos a cielo abierto. Derivado de la berlina IS, este Lexus es un cabrio 2+2 que va asociado a un cambio automático de seis velocidades, sobre un motor gasolina V6 que desarrolla una potencia máxima de 208 cv.

a favorDiseño carismáticoRefinado interiorAislamiento techo duroen contraMotor pesado y poco prestacionalPlazas traseras muy justasPoco deportivo puesto conducción
Cómodo y de reacciones algo pesadas, el IS 250C es un descapotable que disputará la batalla sobre fango y cemento en un segmento, el de los cabrios derivados de berlinas medianas, muy competido; ahí están el célebre A5 Cabrio, el sublime Infiniti G37 Cabrio, el Volvo C70 o el BMW Serie 3 Cabrio, estos dos últimos con un precio ligeramente superior a nuestra unidad de pruebas de hoy, que, con el acabado President, se eleva a un precio de 63.585 euros, unos 10.000 euros más caro que el IS250 del que deriva.
Si por algo resulta agradable este Lexus es por su conducción acompasada y por el gran aislamiento del habitáculo, tanto con techo recogido como desplegado, cuando circulamos a velocidades altas. La cabina es puro Lexus, es decir, filial de lujo de Toyota: materiales de alta calidad, con precisos acabados y refinamiento de todas las piezas y botones a nuestro alcance, destacando por encima de todo un puesto de conducción brillante, especialmente el volante, que se acopla a nuestro estilo de conducción como anillo al dedo.
Con la estructura del chasis idéntica al de la berlina, este cabrio de Lexus ha visto revisada sus suspensiones y, sin pilar B de por medio, ha adaptado y optimizado todos los sistemas relacionados con la insonorización del coche, tanto a nivel aerodinámico y de motor, como de rodadura. El caso es que con un techo que completa la operación de cierre o apertura en 20 segundos, el IS 250C es el coche ideal para presumir de elegancia, glamour y buenos acabados interiores. Pasemos a los detalles más precisos, equipamiento, interior, techo y comportamiento dinámico.

Refinado y muy equipado

Calidad, equipamiento y refinamiento. Estos tres conceptos resumen al IS 250C, cuya C corresponde al concepto cabrio. Y ahí estamos a cuesta con el debate eterno: capota de lona, la de aroma a clásico, la de los más románticos y puristas, contra el techo rígido, en este caso de tres piezas, que tarda en desplegarse completamente, tanto en tareas de cierre como de apertura, 20 segundos, según Lexus, cifra récord del segmento. Movido eléctricamente por 15 motores y 37 sensores, el pulsador para activarlos se encuentra a la izquierda del volante. Como viene siendo habitual hay que mantenerlo pulsado durante toda la operación. Sin embargo, necesitamos estar completamente detenidos, a diferencia de otros modelos que te permiten realizar la acción hasta los 40-50 km/h. Lo más destacable, además de su funcionamiento global exquisito, son los sensores de control de aparcamiento trasero, asociados un sistema que avisa y detiene la operación en caso de detectar obstáculos entre 3,5 y 4,5 centímetros.

A pesar de su techo duro, el peso global del coche se fija en 1.730 kilos, no demasiados y que ayudan a que a nivel dinámico el coche espabile. Su longitud es de 4,64 metros, su anchura de 1,80 m y su altura se reduce hasta el 1,42 m. ¿Qué quiere decir esto? Pues que es seis centímetros más largo y tres cm más bajo que el IS, con el que, a nivel de diseño exterior, comparte elementos como capó, faros, parrilla y tiradores de puertas. Sin embargo, Lexus ha querido ir un paso más allá con su descapotable y ha rediseñado otras partes del coche, con el objetivo de que la línea global del IS 250C transmita un mayor dinamismo y otorgue, a primer golpe de vista, una mayor musculatura, tanto en su panorámica lateral como trasera, desde donde se aprecia un coche corpulento y de mayor rango, a la altura de cualquiera de sus competidores, con dos salidas de escape independientes en acabado cromado. La carrocería puede elegirse en ocho colores diferentes, en nuestra unidad de pruebas, el color blanco perlado le daba un aspecto de coche inmaculado.
Esta unidad demuestra el ahínco que Lexus está poniendo para que sus coches se coloquen en la pole position a nivel de calidad interior, donde todo brilla, sin apenas reproches; materiales, ajustes y detalles. Todo lo que se podía esperar. A la vista es un coche estupendamente bien resuelto, con plásticos blandos, maderas, cuero o materiales metalizados que en realidad también son plásticos. Esta mezcolanza atrae aún más al conductor, que, al igual que el resto de pasajeros, reposará sobre unos cómodos y ergonómicos asientos de cuero negro, que con nuestro acabado estaban ventilados y calefactados. Son confortables, ya que hay que añadir los ajustes eléctricos, incluido el lumbar, en los dos puestos delanteros. El volante, también revestido en cuero y con mandos de diferentes funciones en sus radios, es de tacto suave y confortable, para una conducción más burguesa que deportiva. En la consola central, acabada en madera, encontramos el pomo del cambio automático y las ruedas de refrigeración de ambos asientos. Más arriba, la pantalla táctil lo copa todo, con apenas botones a su alrededor y muy bien estructurados. El climatizador, muy legible, queda algo más abajo. Sencillo y práctico.
El conductor va más alto que en otros coches de la competencia, regulándose en profundidad y altura el volante, suficiente para personas de talla alta. Su línea de cintura ascendente y unas ventanillas no demasiado amplias dan una sensación de cierta claustrofobia dentro del habitáculo. De hecho, este IS 250C no es el cabrio 2+2 más recomendable para viajar cuatro personas, ya que las plazas traseras son bastante estrechas y, sobre todo, con una altura muy justa debido a su diseño coupé tan marcado. En cuanto a su maletero ofrece una capacidad de 420 litros, con el techo desplegado.
Aquí va la retahíla del equipamiento de nuestro IS 250 C President: control de estabilidad VDIM, seis airbags, resposacabezas delanteros activos, tapicería de cuero, llave inteligente asociada al botón de arranque, sensores delanteros y traseros de ayuda al aparcamiento, climatizador bizona, volante con ajustes eléctricos, radio-CD con 12 altavoces y cargador de 6 DVD, conexión USB y por bluetooth, faros bixenón con iluminación adaptativa, navegador, limpiaparabrisas automático, cámara de visión trasera, retrovisores exteriores electrocalefactados. Opcionalmente, por 3.600 más, se puede equipar con un programador de velocidad activo ACC y un sistema de protección previa a la colisión PCS.
Hay coches, seguramente éste sea uno de ellos, en los que importa más que les miren, el hecho de seducir, el arte de conducir con la cabeza alta del orgullo que nos provoca llevar una joya refinada pero sin alardes mecánicos. Lexus es así: coches para el disfrute, de paladar exigente, pero lejos de una capacidad prestacional de la competencia Premium, véase Audi o BMW. Y ojo, que el propulsor que mueve este IS 250C es un 2,5 litros V6, asociado de serie a una transmisión automática de seis velocidades con levas al volante y de tracción trasera, para otorgar un total de 208 cv de potencia a las 6.400 rpm, demasiado arriba del régimen motor para disfrutar de toda su fuerza, que se fija en 252 Nm a casi 5000 vueltas. Es un coche de inyección directa y doble árbol de levas en cabeza (DOHC), pero al que ni mucho menos Lexus le ha sacado toda su chicha.

De hecho sus parámetros prestacionales son, incluso, peores que los de la berlina. Con este motor, el IS 250C alcanza una velocidad máxima de 210 km/h, acelera de 0 a 100 km/h en 9 s y tiene un consumo medio de 9,3 l/100 km, con unas emisiones de CO2 de 219 g/km. En cuanto al cambio automático tiene un modo normal D y otro deportivo S, en el que se las marchas se accionan manualmente desde las levas del volante o dando toques a la palanca de cambios, ofreciendo unas sensaciones más deportivas.
Si por algo destaca este Lexus es por su suavidad. Desde el principio notamos que a bajo régimen al coche le cuesta un poco, hay que irse hasta las 4.000 vueltas para que esos 208 cv se noten, porque en circulación urbana, es decir, en maniobras de aceleración y desaceleración continuas, el IS 250C no es un toro, resulta pesado e incluso lento. Desde luego que la respuesta del acelerador no es la mejor del segmento, es un vehículo pausado y refinado, en el que la comodidad, el confort y la estabilidad son sus tres bazas básicas a nivel de comportamiento dinámico. El sistema de suspensiones lo absorbe todo, cualquier irregularidad que encontremos a nuestro paso, sin transmitirlas a los ocupantes. Además, y esto sí que es un gran punto a su favor, la carrocería es equilibrada, se sujeta bien al asfalto, el reparto de pesos es notable y, aunque pueda resultar extraño, en ningún momento notamos balanceos reseñables.
También estamos ante una unidad silenciosa, con niveles de aislamiento acústico muy altos, tanto cuando viajamos sin techo como con él. En el primer caso, el ángulo del parabrisas delantero consigue que las turbulencias generadas por el viento sean bajas, a la altura de la cabeza y los hombros de los ocupantes. Con el techo desplegado, como si fuésemos en un coupé: ni un solo ruido, si acaso un cierto ruido del roce de nuestros neumáticos con el asfalto.

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