Range Rover Sport TDV6

Casi dos años lleva entre nosotros la segunda generación del Range Rover Sport, de la que hemos probados las dos versiones diésel de mayor potencia (SDV6 de 306 CV y el SDV8 de 340 CV), ambas aligeradas en casi media tonelada por el uso masivo de aluminio en su construcción. De esta severa dieta y de una mecánica turbodiésel V6 menos apretada, más acorde a los actuales brotes verdes de la industria y con cifras similares a la competencia, nace este Sport TDV6 de 258 CV de potencia que ponemos a prueba.
Un TT de lujo y silueta deportiva que comparte batalla (2,72 metros) con su hermano mayor (Range Rover) y que a diferencia de éste es 15 centímetros más corto (4,85 m de longitud), casi 6 cm más bajo (1,78 m) y 45 kg más ligero (2.115 kg), además de contar con la posibilidad de montar siete plazas (circunstancia no viable en el Range de siempre). Nuestro Sport TDV6, sin embargo, está compuesto por cinco plazas interiores, renunciando a las dos últimas (y pequeñas) butacas que además incrementan en 2.000 euros una tarifa ya de por sí elevada.
VERSIÓN CON MÁS RIVALES
Esta unidad de prueba corresponde al acabado HSE, que es el más alto con el que se puede combinar la mecánica TDV6Su precio es de 79.000 euros, 7.300 euros más caro que el TDV6 con acabado SE. Por su parte, un Range Rover (5,00 m) con este mismo motor y acabado cuesta 22.000 euros más. En definitiva, y para cerrar el capítulo de su posicionamiento, este Sport TDV6 va directamente contra los Porsche Cayenne Diesel (262 CV), Volkswagen Touareg 3.0 TDI (262 CV), BMW X5 xDrive30d (258 CV), Jeep Grand Cherokee 3.0 V6 (250 CV) o Infiniti QX70 3.0d (238 CV), todos más asequibles, y en un formato ligeramente superior también los Volvo XC90 D5 (224 CV) y Audi Q70 3.0 TDI (245 CV) podrían ser alternativas a él.

a favor- Comportamiento en cualquier terreno – Refinamiento de marcha- Acabados impecablesen contra- Relación tamaño/maletero- Sistema multimedia- Acceso habitáculo
Frente al mazacote conjunto y líneas cuadradas del Range Rover, el Sport destaca por una estética actual, un estilo liviano y acorde con los rivales citados. En su interior ese toque exquisito se incrementa: todo resulta armonioso, muy bien afinado, moderno y tecnológico (su diseño interior fue estrenado en el Evoque) a la par que elegante y organizado (salvo por un sistema multimedia mejorable) como las berlinas más distinguidas. Únicamente las alfombrillas de goma nos anticipan las cualidades off road del Range Rover Sport.

Y es que, a pesar de todo lo dicho hasta aquí, estamos ante un 4×4 de pura cepa. Sus cotas camperas (278 mm de altura libre, 850 mm de profundidad de vadeo, 33/31/27 ángulos de entrada, salida y ventral) y sus neumáticos mixtos (255/55 R20) contradicen las leyes universales de la física; y en las situaciones más adversas sacan la cara por él la tracción integral simplificada (sin reductora por primera vez en el modelo) con un diferencial central Torsen que en función de las circunstancias de adherencia desvía entre un 38 y 78% de par a las ruedas traseras.
Por primera vez, sin reductora
Además contamos con tres aliados (todos de serie) más para las excursiones fuera de asfalto: la suspensión neumática con tres niveles, con el modo off road para elevar más la carrocería; el sistema Terrain Response con cinco programas de funcionamiento (General, Hierva/Gravilla/Nieve, Arena, Barro/Surcos y Rocas) que modifican la respuesta del motor, la tracción y el cambio; y el control de descensos, que se puede forzar con un botón en la consola o se activa automáticamente en algunos de los programas citados, al igual que una primera velocidad más corta que imita el funcionamiento de la reductora mecánica que esta versión no monta.La suspensión neumática cuenta con tres niveles de altura, el más elevado para uso off road
Algunos aspectos son mejorables en el Range Rover Sport, aunque son intrínsecos a su concepto. Por ejemplo el acceso al habitáculo no es muy cómodo ni sencillo; ni siquiera con la suspensión neumática en su nivel más bajo (modo Acceso): el piso queda alto y la silueta del techo levemente caída hacia la zaga obliga a la contorsión. El espacio sí que es muy bueno en las cinco plazas, atrás muy bueno en cualquier cota, sobre todo en las dos laterales. Por el contrario, el maletero cubica 489 litros que ni mucho menos es un dato extraordinario para sus dimensiones.
El motor turbodiésel de seis cilindros en V desarrolla en esta oportunidad 258 CV de potencia (a 4.000 rpm) y la suculenta cifra de 600 Nm de par motor (a 2.000 rpm), siempre combinado con el cambio automático ZF de convertidor de par y ocho velocidades (las levas son 230 euros más). Es un conjunto excelente por capacidad de aceleración pura (7,6 segundos de 0 a 100 km/h, apenas cuatro décimas más lento que el SDV6) y también por sus buenas recuperaciones en cualquier situación (no lo hemos probado cargados de equipaje). Mantener cruceros (muy) por encima de los límites legales no es ningún problema. Y además el consumo, a ritmos sostenidos en carretera, apenas sube de los 7 litros, ascendiendo a 8,5 l durante la semana de prueba con kilómetros urbanos a sus espaldas.

Para su tamaño y peso, puede considerase al Range Rover Sport un coche ágil. Pero más que por esta cualidad (las inercias existen en una conducción más deportiva), en lo que verdaderamente destaca es en una estabilidad sobresaliente y en su capacidad para aislar a los ocupantes de lo que ocurre fuera del habitáculo: las suspensiones se lo tragan todo y la insonorización está muy lograda. Para su tamaño y peso no puede considerarse, ni mucho menos, un SUV torpe
Nuevamente, ese aroma a berlina/limusina sale a relucir: el conductor que busque un feeling más directo con la carretera tendrá que buscar en otro sitio. Esta suavidad de marcha también existe en la ciudad, sin ruido mecánico alguno, con una buena visibilidad en todas las direcciones (contamos con los asientos súper premium y súper caros de 20 regulaciones por 1.480 euros), y tecnologías para que el más torpe se haga con el control de las operaciones sin sudores fríos cayendo por su frente (entre otros el aparcamiento asistido en línea y batería, por 1.480 euros más, combinado con la cámara trasera, ésta de serie).Con los equipamientos extras el coste de la unidad probada ascendía a unos 90.000 euros
Land Rover, y por supuesto su división más lujosa Range Rover (Evoque, Sport y Range), ha hecho un gran esfuerzo para no desafinar frente a las marcas premium alemanas que en la última década han ido paulatinamente iniciándose en el segmento TT. Y este Range Rover Sport es el paradigma de una marca que ha pasado de ser una especialista en 4×4 a ser una constructora de los todoterrenos más completos y equilibrados del mercado: una máquina total.

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