Menores con infracciones de tráfico observan los efectos de las imprudencias

La experiencia forma parte de una iniciativa que por cuarto año promueve Alento (la asociación de daño cerebral de Vigo) junto a Arela, organización que promueve iniciativas de apoyo a la infancia y la juventud.

En la jornada los menores, de edades entre los 14 y los 18 años, que marca la franja entre el inicio de la responsabilidad penal y la mayoría de edad, se reunieron con afectados por parálisis cerebral para conocer su experiencia.

Una especie de ‘bofetón’ inicial, según ha explicado a los medios el director de Alento, Gonzalo Mira, seguido de un vídeo y de actividades compartidas más lúdicas, como la práctica del deporte paralímpico de la bocha o la participación en un taller de confección de pulseras.

‘Tenemos la sensación de que ha calado’, han explicado los responsables, junto a la presidenta de Alento, Gracinda Pampillón, madre de un menor que sufrió precisamente un accidente de tráfico y Julio Barreiro, director del Centro de Intervención Educativa en Medio Abierto en Pontevedra y Vigo, que dieron paso a dos de los protagonistas.

Así, María (nombre falso para proteger su identidad), una menor de 17 años, consideró la experiencia algo ‘chunguísimo’ por la impresión que le supuso ver a ‘gente que lo tenía todo bien hecho’ y aseguró que ‘ni de coña’ se subiría a un coche en una noche de fiesta.

Israel Fernández, que sugirió un accidente grave en 2006 y ahora colabora como voluntario de la asociación, confía igualmente en que los menores ‘han recibido el mensaje’ y tendrán cuidado en no caer en acciones como la del ‘animal’ que hace ocho años provocó el accidente que le causó sus lesiones.

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