El Tesoro de EE.UU. rebaja sus previsiones de pérdidas por el rescate al sector del motor

La subida en el precio de las acciones de General Motors (GM), el principal fabricante automovilístico estadounidense, hasta acercase a los 29 dólares por acción, es la causa de que el Tesoro haya mejorado su estimación de pérdidas.

El Departamento del Tesoro inició tras la crisis de 2008 un programa de rescate por valor de 85.000 millones de dólares, que incluyó a Chrysler y a la entidad de financiación del motor Ally Financial.

Actualmente el Tesoro aún posee el 19 % de las acciones de GM y se ha mostrado reacio a deshacerse aún de esa participación debido a las pérdidas que debería asumir si vende al precio de mercado actual.

El programa de rescate del motor también llevó al Gobierno estadounidense a rescatar al fabricante Chrysler con 12.500 millones de dólares en participaciones, de las que se deshizo en 2011 con la venta a la italiana Fiat, algo que le obligó a asimilar unas pérdidas de 1.300 millones de dólares.

En diciembre, el Tesoro decidió vender 200 millones de acciones de GM por valor de 5.500 millones de dólares, con lo que redujo significativamente su peso en la multinacional, que regresó a Bolsa en noviembre de 2010.

Para que el Tesoro no tuviera que asimilar pérdida alguna por el rescate de GM, el precio por acción de la compañía debería rondar los 70 dólares, pero hoy cerró en el entorno de los 28.50 dólares.

El Gobierno estadounidense se ha fijado marzo de 2014 como fecha límite para poner fin a su programa de rescate, que además le da la capacidad decisoria en el consejero de administración de GM.

Asimismo, el Tesoro está trabajando en un plan para desprenderse del 74 % de su inversión en Ally Financial, a cuyo rescate destinó un total de 17.200 millones de dólares.

El rescate del motor estadounidense forma parte del programa público de ayuda conocido con el nombre técnico de Troubled Asset Relief Program (TARP), por valor de 700.000 millones de dólares y con el que el Gobierno estadounidense ayudó a la industria de Detroit y al sector financiero tras la crisis desencadenada en 2008.

El TARP acabó por utilizar 484.000 dólares en programas de rescate, de los que teme que no pueda recuperar 55.500 millones de dólares, por debajo de la estimación anterior de 59.700 millones de dólares.

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